Los perros hambrientos
Perros tras el ganado(Síntesis)
En esta primera parte de la obra, el autor narra la historia de una pastora llamada Antuca y sus cuatro perros; Zambo, Güeso,Wanka y Pellejo, estos últimos, muy hábiles y obedientes .
En su rutina como pastora, Antuca suele a veces encontrarse con Pancho, un pastor coetáneo y muy amigo de ella , que toca la antara, a ritmo de huyno y yaravíes. Pancho le cuenta la historia de uno de los yaravíes que tocaba llamado Manchaipuito, acerca de un cura amante, que profanó la tumba de una niña que amaba . Para tenerla en su casa y tocar el Manchaipuito con uno de los huesos de la pierna de la niña. Tanto la quiso hasta el punto de volverse loco.
Además, el autor nos narra la noches de la pastora junto a su familia, a la hora de comer con sus padres, Simón Robles y Juana; y sus hermanos , Timoteo y Vicenta.
Historia de perros (síntesis)
En este segundo fragmento de la obra, el autor retrocede en el tiempo para contar historias de perros; tales como de Zambo, Wanka, Raffles, Tinto, Shapra, Chutín, Güendiente, Güeso y Pellejo.
Por cada parición, Simón Robles separaba perros para el pastoreo y perros para "otra cosa", como decía él, al momento de venderlos. Cada apelativo que él le ponía a cada perro, era acorde a una característica peculiar que poseía cada uno de los suyos, como era el caso de Zambo, por ser el más oscuro entre todos; o porque se le ocurría de la nada, en el caso de Wanka(se dice que Wanka era una tribu aguerrida de nuestros aniguos ancestros). En cambio Güeso y Pellejo fueron apodados por por decision ecuánime, al aceptarse una historieta que contó el jefe de la casa, Simón Robles; pero que al final dejó muchas interrogantes en cada uno de los miembros de la familia. En fin, como dice Simón Robles,"cuento es cuento".
Peripecia de Mañu(Síntesis)
En esta tercera parte de la obra, narra sobre la familia de Mateo Tampu, yerno de Simón Robles; y de su perro pastor, Mañú .
Cierto día, Mateo es tomado preso por los cachacos por no tener la libreta militar. En consecuencia, deja desamparados a su esposa Martina y a su hijo Damián
Pero es ahora, cuando el perro Mañu juega un papel de primer orden en dicha familia; ya que debe porteger a sus dueños, hasta que volviese Mateo.
El puma de sombra(Síntesis)
En esta cuarta parte de la obra, el autor nos narra, sobre los puma que acechaban el redil, transmitiendo miedo a los corderos; ya que no sólo éstos ,también los zorros querían hacer de sus presas a los del rebaño.
Como es de imaginarse, siempre existe un perro osado, en este caso hablamos de Trueno; el perro que peleó con el puma a muerte; y a así fue, ya que ambos murieron luego de una larga lucha.
Luego de toda esta peripecia, Simón Robles nos narra una historia, en donde nuestro padre Adán le pide al Señor que quitase la noche, y que todo sea día, para que no exita el miedo y que ningún animal pueda dañarlo físicamente.Pero el Señor no le hizo caso. Y en su terquedad nuestro padre Adán, le pide al señor compañia, y es así cómo es que le da la mujer. Para que éste perdiera el miedo a la sombra del puma.(se dice que la sombra del puma eran los duendes y aquellas almas que a veces podemos ver en las noches.)
Güeso cambia de dueño (Síntesis)
En esta quinta parte de la obra, el autor nos narra que dos bandoleros montados en su caballo, Julián Celendón y su hermano Blas, junto con su perro Güenamigo; le roban a la pastora Antuca su llamado Güeso.
El robo se desarrolla en el campo cuando la Antuca y su hermana Vicenta salieron en busca de la ratanya, una planta que servía para tenir los ponchos de morado. Cuando de pronto, aparecen los jinetes, y cogen a Güeso, tirándole un lazo hacia el cuello; y sin hacer caso a la Antuca, los bandoleros se llevan a Güeso, dándole latigazos y arrastrándolo, porque éste no se mostraba sumiso a que lo tomaran preso.
Se fueron complacidos, porque lo que buscaban, era justamente, un perro de Simón Robles.
Perro de bandoleros (Síntesis)
En esta sexta parte de la obra, el autor nos narra cómo Güeso, que inicialmente se mostraba esquivo a sus nuevos dueños, cambia de parecer, y termina por aceptarlos a sus amos, los bandoleros.
Son conocidos como bandoleros Julián y Blas Celedón, porque robaban ganado(vacas) a los hacendados. En consecuencia, esto le trajo mala fama y consigo enemistades.
El Culebrón, un alférez que los buscaba, para detener sus fechorías; no contaba con la astucia de sus perros Güeso y Güenamigo, que los salbaban de ser atrapados e incluso de la vida.
¿Quién sabe cuántos robos más haran?, ¿Quién sabe cuántos personas más matarán?, pero lo que sí se sabe es que mientras los bandoleros y sus perros estén juntos, todo andará bien.
El consejo del rey Salomón (Síntesis)
En esta séptima parte de la obra, el autor nos narra que el mal año, es decir, el año sin buenas cosechas llega a las chacras de la provincia, por culpa de las sequías que azotaba dicha zona.
La familia de Simón Robles tuvo que achicar el estómago. Por otro lado, su yerno Mateo, se había peleado con su cuñada, y ésta no quería irse de su casa.
Simón Robles enterado de lo que pasaba con su yerno por boca de su hijo Timoteo; lo llamo zonzo a su yerno. Timoteo al preguntarle a su padre el porqué le dijo zonzo, Simón Robles dio como oportuno para contar una de sus historias que le gustaba relatar.
Esta historia trataba de un cristiano que tenía como mujer a una viuda. Esta viuda lo comparaba al cristiano con su difunto, diciéndole que el difunto era más buenito que él, y que si seguía así, se iba ir de su casa, dejándolo solo al cristiano.
Durante mucho tiempo lo tenía chantajeando la viuda, al cristiano zonzo. Fue por todo ello, que el cristiano decidió ir donde el mejor sabio del pueblo para que le aconsejara cómo actuar, sin pensarlo dos veces, fue donde el rey Salomón; que le aconsejo que fuera a donde el camino se partía en dos (una bifurcación en dicho camino), y oyese al jinete que pasaría por tal lugar montado en una mula. Y tal y cual le dijo, lo hizo todo al pie de la letra. El jinete que pasaba cerca del cristiano, le dijo que cuando la mula no sabía tomar uno de los dos caminos, le metía golpe, hasta que lo haga.... Luego de escuchar atentamente, el cristiano siguiendo tal ejemplo, lo aplicó con la viuda; y la viuda con tanto golpe no volvió más a chantajear al cristiano, “de que su difunto era más buenito”… por eso bien dicen que el rey Salomón era muy sabio.
Terminando la historia rieron su hijo Timoteo y su esposa Juana. Había retornado el buen humor a casa.
Una chacra de maíz (Síntesis)
En esta octava parte de la obra el autor, nos narra, que lo perros (Wanka, Shapra, Manolia y Rayo), se encuentran menesterosos de comida, ya que el mal año aún se sentía en el redil.
En consecuencia, los perros intentan buscar suerte en tierras ajenas. Su objetivo era la chacra de maíz de la casa hacienda de Paúcar, que lucía muy prometedora, como para satisfacer su hambre. Luego de que éstos cumplieran con su objetivo(comer maíz); Rayo es aplastado por una trampa. Los habían descubierto. Los perro salieron huyendo rumbo al redil. Los sobrevivientes no volvieron más por la chacra de maíz.
La vida continuó seca y parca.
Las papayas (Síntesis)
En esta novena parte de la obra, el autor nos narra que los hacendados y todo el pueblo estaban colmados de los bandoleros, es así que el subprefecto, don Fernán Díaz, para obtener mejores resultados cambia al alférez Culebrón por el alférez Chumpi, para que se hiciera cargo de la captura de los bandoleros(Julián Celedón y Blas).
Chumpi, decide entonces incursionar con seis gendarmes (guardias); en Cañar, lugar donde vivían los bandoleros Celedonios. Chumpi, cuando estaba a punto de llegar a su objetivo, ladran los perros de los bandoleros y comienza la balacera; cae Güeamigo, un perro de los bandoleros; cae también un gendarme, que es arrojado al río, para no cavar su sepultura.
Los bandoleros, huyen a una cueva. Chumpi se aloja en casa de los bandoleros.
Al noveno día el hambre es insoportable para los gendermas y para los bandoleros; por tal razón el alférez Chumpi se retira con los gendarmes, no sin antes quemar la cabaña de los bandoleros e inyectar veneno en las dos papayas de un papayo.
Los bandoleros y su perro sobreviviente Güeso, bajan para tomar agua de la acequia. Luego de esto, Julián Celedón y su hermano Blas, cogieron aquellas dos papayas y se las comieron solos, prometiendo a Güeso darle chirimoya luego.
Llegando la noche, Blas se puso de pronto a temblar y luego a botar espuma de la boca. Los habían envenenado. Julián que también se sentía mal, lo abrazó, para luego morir junto a él. En ese momento el alférez Chumpi y los gendarmes llegaron, Güeso saltó contra Chumpi, y en su intento le dispararon a la cabeza, muriendo también Güeso.
De esta manera muere Güeso, demostrando su fidelidad hasta la muerte.
En esta décima parte de la obra, el autor nos narra que cada año, la siembra, el cultivo y la cosecha se renuevan para los hacendados y campesinos.
Esto ocurría en la llamada hacienda de Paúcar de Cipriano Ramírez, que acompañado de su mayordomo, Rómulo Díaz, caminaban por los surcos arados por los campesinos.
Cipriano luego de pagar a los campesinos por el trabajo. Anhelaba de todo corazón que este año no sea como el anterior; porque los hijos serían lo que sufrirían. Por ello aconsejó a su gente que economizara lo poco que tienen. Y que si necesitaban algo, que le pidiesen a él.
El hacendado y su mayordomo llevaban el mensaje, “la vida consigue ser buena, si es fecunda la tierra”. De esta forma animaban con su conversación a los demás.
Un pequeño lugar en el mundo (Síntesis)
En esta decimaprimera parte de la obra, el autor nos narra que la sequía continuaba, reflejando molestia en todos los pobladores de la hacienda.
Un día, el indio Mashe y cincuenta más, imploraban al hacendado Cipriano, para que les diera un lugar para dormir, el hacendado aceptó, porque sabía que había muchas manos para trabajar, siempre y cuando llueva.
Por otro lado el indio Mashe y su familia se fueron a pedir posada a Simón Robles, que aceptó gustoso, porque comprendía lo que estaba pasando, porque el también había pasado por lo mismo; "buscando un pequeño lugar en el mundo."
Virgen Santísima, socórrenos (Síntesis)
En esta decimasegunda parte de la obra, el autor nos narra acerca de los santos que veneraban en aquella localidad, tales como San Isidro, Santa Bárbara, Virgen del Carmen, San Cristóbal, San Judas Tadeo, Santa Rita de Casia, y San Antonio. Este último era el más milagroso, bondadoso, democrático y paciente de los santos.
En esta localidad si un santo no le concedía el pedido, el defraudado podía tomar contra el santo, medidas para obligarlo a que les hiciera caso y le cumpliera el milagro; porque si no era así, llegaban hasta el punto de decapitarlo al santo.
Pudo haber muchos santos, pero la patrona de esta provincia era la Virgen del Carmen (perita en tierras y lluvias). Así es que, cuando le llegaba su día, lo sacaban a la efigie de la iglesia para su posterior procesión.
Este era uno de esos días de procesión, y durante ésta, la gente entonaba: “Virgen Santísima, socórrenos”. Y cuando la procesión ya estaba de vuelta, uno de los conductores resbaló, y la imagen de la Virgen cayó sobre los peñascos rebotando y despedazándose, ya estaba convertida en añicos.
Sucedido esto; a la gente no le quedó otra cosa más que decir: “Virgen Santísima, socórrenos”
Voces y gestos de sequía (Síntesis)
Un día de estos, de pronto, la gente pensó que la Virgen les había hecho el milagro; porque empezó a llover sin cesar por unos días. “Unos días”, porque esta lluvia era pasajera y no prometía nada.
Luego de esta peripecia, la sequía continuaba azotando los campos, dejándolos cada vez, más parecidos al color de la tierra que a otra cosa.
Los ojos de los hombres y de los animales se mostraban cada vez más tristes. Eran los ojos de la vida que no quería morir.
“Velay el hambre animalitos”(Síntesis)
En esta decimacuarta parte de la obra, el autor nos narra que el hambre preocupa cada vez más a los pobladores.
Los animales se veían flacos y pellejudos, los árboles de los campos, lucían mustios, y por más que la gente se iba a implorar a sus santos que pasase esta hambruna, los milagros no se les cumplía.
La Antuca que soñaba tener buen cuerpo como su hermana Vicente, para que el Pancho se fijase en ella. No era realidad. La Antuca se veía cada día más flaca, y en vez de crecer, parecía que empequeñecía. Tan mal se sintió ella, que al ver a todos sus animales flacos también, les dijo entristecida: “Velay el hambre, animalitos….”
Una expulsión y otras penalidades (Síntesis)
En esta decimaquinta parte de la obra, el autor nos narra, que aún las miserias y calamidades siguen patentes en el pueblo.
Tanto fue el hambre que Wanka (la perra de la pastora Antuca), atacó y mató a una de las ovejas del rebaño, para luego devorársela, junto con Pellejo y Zambo. La Antuca asustada, se fue donde su padre, Simón robles, y le contó lo sucedido.
Como era de imaginarse los perros fueron expulsados de casa a piedrasos y palazos; que no tuvieron elección más, que irse.
Así quedaron, abandonados a la angustia sin término de los caminos de la hambruna.
Esperando, siempre esperando (Síntesis)
En esta decimasexta parte de la obra, el autor nos muestra al pueblo más hambriento, los animales morían de hambre tirados en los campos, porque cada día había menos comida.
Como ya vimos en la tercera parte de la obra, Mateo, quien fue llevado por los cachacos; aún no llegaba, y su familia estaba muriendo de hambre; es por ello que Martina decide ir donde sus suegros a traer comida, llevando consigo a su hijo más pequeño, y dejando a su Damián, con su cordero y su perro Mañu, prometiéndole a Damián que volvería con comida, y que si ya no tenía que comer del trigo que le dejaba; le dijo que vaya donde sus abuelos , allá donde Simón Robles.
Dándole todas las recomendaciones, Martina se fue dejando a Damián en la cabaña.
Pasaron los días, y Damián, que se moría de hambre, decidió ir donde sus abuelos; porque además, sus vecinos se habían ausentado, y a la señora Candelaria ya no la veía para que matase el cordero.
Entonces, el pequeño con sus nueve años encima y acompañado de Mañu, se aventuro por la praderas de los campos en busca de sus abuelos. A medio camino, el hambre lo venció y Damián cayo muerto, los cóndores aparecieron entonces y su perro los ahuyentaban con ladridos; pero no lo suficiente como para que se retirasen. Gracias a Dios, súbitamente Rómulo Méndez paso por la zona, y de un tiro de su máuser, alejo a los carroñeros.
Éste recogió al muerto, y lo llevó donde Simón Robles, para que le dé sepultura a su nieto, que murió esperando; esperando para siempre.
El Mashe, la Jacinta y el Mañu (Síntesis)
En esta decimoséptima parte de la obra, el autor hace un recuento de estos tres personajes, Mashe, Jacinta y Mañu.
Mashe llegó a casar culebras para dar de comer a su familia, pero pasado el tiempo, ya no había ni culebra que comer, es así que su cuerpo vetusto de Mashe no soporta el hambre, y cae para nunca más levantarse.
Jacinta se quedo sin su padre Mashe; y para no correr la misma suerte se fue al pueblo a buscar comida o quizá una familia que lo acogiese, y así fue, Timoteo la vio sola en el camino, y la invitó a ir a su casa (luego de contarle lo que le había pasado). Simón Robles que sabía que no era lo más apropiado, terminó por aceptar a la huérfana en su casa.
¡Esperen!, aún nos falta hablar de Mañu.
Desde que dueño Damián quedó bajo tierra, Mañu, se sentía más solo que antes. La presencia de los abuelos del finado, no era suficiente para aliviar sus penas, así que, una noche de aquéllas, cuando escuchó a otros perros aullar , salió saltando aquel feble muro de la casa, para reunirse con los demás perros, porque sentía que ya nada lo ligaba al hombre.
Los perros hambrientos (Síntesis)
En esta decimaoctava parte de la obra, el hambre llega a su punto máximo. Los perros ahora no tenían amo; andaban solos, como perros hambrientos, refleando más pobreza en la hacienda. En causa de esta hambruna, Don Cipriano Méndez, el hacendado, decidió darles bocado en carne cruda, a los perros hambrientos. Y así lo hizo, éstos fueron muriendo uno a uno.
Notándose la ausencia de los perros en la hacienda, los pumas y zorros, no tardaron en darse cuenta, y al percatarse de esto, en las noches hacían presa fácil a las ovejas; en consecuencia reducían el número de ovejas, y aumentaba el hambre.
Es ahora que los hombres tomaban el papel de los perros hambrientos. Ya que tantas fueron sus necesidades, que legaban a matarse por comida.
Pasaron semanas y meses, la mayoría de los hombres se encontraban arañando las entrañas de la tierra en busca de agua.
La lluvia güena (Síntesis)
En esta decimanovena y última parte de la obra el autor nos da el “punto final”, cuando llega la alegría al campo.
Llegó noviembre. La tierra y el cielo se unieron a través de la lluvia para cantar el himno de la vida. Los campos volvían a renacer. Días y días cayó la lluvia como una bendición.
Una tarde de éstas, Simón Robles encuentra a su perra Wanka; conmoviéndose de su animal, y viendo que sólo tenía dos pares de ovejas en el redil, lo llama a Wanka para que retornara a su puesto de pastoreo. Olvidando y dejando todo lo malo atrás; llorando y dándole sus palmaditas en la espalda, éste le dijo: “Has güelto como la lluvia güena”.
Y las penurias de otrora se empaparon de vida otra vez.
Fin
Fin
Obra: Los perros hambrientos
Autor: Ciro Alegría
Redacción de síntesis: Jorge Gustavo Cabrera Quispe
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